La belleza natural ha ido desapareciendo del arte debido al creciente predominio del concepto de libertad y dignidad humana, según el cual la relación entre el arte y la naturaleza no requiere respeto alguno. Esta libertad permite un progreso notable en la concepción del arte como experiencia espiritual, incluso en sus momentos destructivos. Como señalaba Theodor W. Adorno:
"Si se revisara el proceso contra lo bello natural, se acusaría a la dignidad en cuanto autoexaltación del ser humano por encima de la animalidad."
En general, el arte minimalista se distancia de la naturaleza debido a la producción industrial y la ausencia de formas orgánicas. Por su parte, el minimalismo orgánico busca recuperar tanto la belleza natural como la artística mediante la creación de formas inspiradas en la naturaleza y el uso de materiales provenientes del medio ambiente, con el fin de generar un impacto inmediato y un pensamiento más puro y riguroso en quienes contemplan la obra.
La racionalidad estética surge de la fusión del minimalismo con la naturaleza, dando lugar a una experiencia similar al comportamiento estético natural. Las obras deben acercarse a lo natural, manteniendo viva la imaginación en relación con el entorno. Sin embargo, la humanidad tiende a olvidar esta racionalidad al recurrir a elementos artificiales e industriales, y el arte minimalista, al centrarse en lo industrial, a menudo se distancia de la necesidad estética de la naturaleza.
Es fundamental reflexionar sobre nuestro mundo artístico y estético, incluso con la esperanza de encontrar soluciones a problemas contemporáneos como el cambio climático, la contaminación y el calentamiento global. Como sostenía Hegel:
"En tanto que idea sensorialmente objetiva, la vitalidad en la naturaleza es bella en la medida en que lo verdadero, la idea, existe en su primera forma natural como vida inmediatamente en una realidad individual adecuada."
Ilia Galán añadía:
"El arte no busca procurar simplemente placer, sino trasladar a la esfera estética al sujeto que contempla o crea."
Desde un punto de vista filosófico y artístico, la estética minimalista orgánica permite fusionar la utilidad de la obra de arte con la naturaleza, enseñándonos al mismo tiempo a proteger y respetar el medio ambiente. Nos invita a valorar la inteligencia y creatividad humanas en armonía con la naturaleza, promoviendo un arte consciente, sostenible y profundamente conectado con lo vital.

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